lunes, 11 de marzo de 2013

Igualdad entre chicas y chicos II



En el estudio anterior nos informa de la contradicción entre creencia y actitud: chicas que abiertamente se posicionaban en torno a la igualdad y que, sin embargo, no sabían ver la sumisión en las relaciones con su pareja.

 En nuestro país disponemos de dos estadísticas, una de la Comunidad de Madrid del año 2000 y otra
de la Universidad de Salamanca del 2004 (realizada por Ramos, Fuertes y De La Orden). En ambas,
aunque ya suponíamos la existencia del fenómeno, no dejan de sorprendernos los altos porcentajes que resultan de la situación de las chicas que han mantenido relaciones sexuales bajo coerción. En el primer estudio, un 37% de mujeres afirma haber estado implicadas en alguna situación de relación sexual coercitiva por parte de un varón conocido. En el segundo caso, realizado entre estudiantes universitarias y de secundaria, con una media de edad de 19,7 años, arroja la cifra de un 42,7 % de mujeres que ha padecido coerción por parte de algún conocido y, de éstas, un 67,64, en más de una ocasión. La coacción padecida por las chicas va desde la continua insistencia y presión verbal, la incitación al consumo de alcohol y drogas hasta la violencia física, cuya cifra, teniendo en cuenta la gravedad del asunto, tampoco es despreciable: 6,7%.

En la encuesta se registran y cruzan datos sobre la edad, tipo de relación sexual –besos, caricias,
coito…– tipo de coerción –presión verbal, incitación al consumo de drogas o fuerza física– y creencias en torno a los estereotipos de género, la sexualidad y la coerción sexual. La mayor parte de los casos implican contactos sexuales no coitales y estrategias coercitivas sin violencia física, al igual que en estudios de otros países. En estos casos, estas jóvenes no tienen creencias estereotipadas, excepto creer que las mujeres deben ofrecer cierta resistencia ante los avances sexuales de los varones, al menos en un principio. Sí que en los otros tipos de coerción las mujeres aceptan en mayor medida creencias estereotipadas respecto a las relaciones entre varones y mujeres.

En la relación entre haber padecido coerción y la creencia de que el no es un ingrediente de la seducción, hemos de distinguir entre decir no a cualquier tipo de relación sexual con alguien, decir no a una determinada relación sexual o decir no a continuar una relación. Las mismas jóvenes y adolescentes del estudio que se han visto implicadas en casos de coerción consideran que las mujeres pierden derecho a decir no una vez que se han superado ciertos límites en una relación, es decir, entienden que la relación una vez iniciada ha de completarse, interpretando completarse como realizar el coito.

Tal como señalan los autores de ese ilustrativo estudio, estamos ante un problema social, sexual, podemos precisar, y máxime cuando las encuestadas son jóvenes universitarias o de enseñanza secundaria, es decir, con un cierto grado de formación académica, que, sin embargo, no las libra de ser víctimas de la presión, chantaje o violencia física. Es de suponer que si la encuesta tuviese lugar en sectores de similar edad no escolarizados las cifras serían más descorazonadoras.

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